sábado, 18 de julio de 2009

LA FIESTA 2009 (Parte I)

El domingo 12 de julio, con la procesión de San Cristóbal por las calles de Calzada, han terminado las fiestas en honor a nuestro titular. Para las personas que no han podido asistir, a continuación dejamos una explicación de lo que han sido las celebraciones en honor a San Cristóbal. Comenzaron los actos religiosos el día 10 de julio a las 20:00 horas con un triduo celebrado por D. Pedro Jiménez Arias. En este primer día se rezó el salmo 144 y el texto evangélico fue de la carta del apóstol San Pablo a los Filipenses. El segundo día, Viernes 11 a la misma hora, también ofició D. Pedro; se leyó un pasaje de la carta del apóstol San Pablo a los Romanos, el salmo 1 y la lectura del Santo Evangelio según San Lucas (6,47-49);. El tercer y último día de triduo fue oficiado por D. Vicente Díaz-Pintado Moraleda, párroco de la localidad y capellán de la Hermandad; en él se dio lectura a un párrafo de la carta del apóstol San Pablo a los Romanos, el salmo 23 y la lectura del Santo Evangelio según San Juan (15,1-7; “La alegoría de la vid”). Los triduos estuvieron precedidos de un rosario a cargo de Dª Dominga García Fernández en el que se rezaron los misterios correspondientes a cada día. El Domingo 12, a las 11:30, comenzó el pasacalles de la Junta Directiva acompañada por la Agrupación Musical Ntra. Sra. de la Soledad o Veracruz. Al llegar a la altura del actual ayuntamiento, el Sr. Alcalde D. Félix Martín Acevedo se incorporó a la comitiva al lado del Sr. Presidente y así se continuó hasta llegar a la Ermita. A las 12:00 horas tuvo lugar la Santa Misa en honor de nuestro titular a la que asistió la Junta Directiva, el Alcalde de la localidad y un gran número de fieles llegados para testimoniar su fe cristiana y pedir el amparo de San Cristóbal. D. Vicente ofició esta Eucaristía exhortando en la homilía a la prudencia y la sensatez en el volante como medio eficaz de evitar los accidentes. El hecho de que un vehículo esté bendecido, vino a decir D. Vicente, no conlleva la inmunidad ni la garantía de salvación en los viajes. Si el conductor no es respetuoso con el don divino más grande que poseemos, la vida; si no usa el don diferenciador con el resto de animales, el raciocinio; si no respeta las normas de circulación y civismo, la bendición no será un seguro a todo riesgo ni un talismán protector contra la pérdida de puntos. La bendición es un "sacramental", es decir, una oración de la Iglesia para pedir a Dios que nos proteja en el camino. Después de las peticiones, además del Pan y el Vino, se ofrecieron cuatro objetos relacionados con el mundo del vehículo: un volante; una señal de tráfico; un cartel de educación vial y una caja de herramientas. A continuación D. Vicente repartió la Eucaristía a un gran número de fieles tras lo cual impartió su bendición y concluyó la Santa Misa. En el exterior de la Ermita esperaban gran número de fieles y conductores a que el Santo fuese puesto sobre su trono procesional y comenzase la procesión. Pero hubo que esperar un poco más de la cuenta pues al vehículo que debe portar el Santo se le rompió el filtro de la gasolina y hubo que repararlo de urgencia. Mientras esta reparación tenía lugar, se colocó la imagen de San Cristóbal en la puerta de la Ermita y D. Vicente, dirigiéndose a todo el público asistente, comenzó un ritual de bendición a todos los conductores con peticiones realizadas por nuestro presidente D. Mateo Mora Ruiz. Concluido este acto, se colocó el trono delante de la puerta de entrada y, mientras se soltaban al aire los tradicionales globos, el Santo fue subido a él para comenzar el desfile procesional. El desfile estaba encabezado por el vehículo de la policía local, a continuación el vehículo “porta estandarte” ocupado por el presidente y tres miembros de la Junta Directiva; el trono procesional con la imagen de San Cristóbal con un exuberante exorno florar confeccionado por D. Juan Ángel Caballero; seguidos por un grupo de vehículos deportivos de las marcas Ferrari, Porsche y Lamborghini (que tuvieron que abandonar a mitad del recorrido por no poder mantener el lento ritmo de la procesión) y después todos los vehículos cuyos conductores quisieron acompañar al Santo. Bajo la pancarta de bendición, ya de nuevo en la Ermita, D. Pedro Jiménez Arias, seminarista que este año comparte con nosotros su último curso pastoral antes de ser ordenado diácono, esperaba para asperjar agua bendita sobre todos los vehículos que pasaron bajo la pancarta ¡y fueron más de 450!. Pocos metros antes, otro miembro de la Junta Directiva entregaba un recuerdo de la Hermandad a cada conductor. Concluida la bendición, se introdujo al Santo en la Ermita entre vítores de los asistentes.

No hay comentarios: